domingo, 29 de mayo de 2011

Nacho Vegas ensucia, fija y da esplendor



Fernando Labrador.

Oviedo, 29 may (EFE).- Si la Real Academia limpia, fija y da esplendor a las palabras, el cantautor Nacho Vegas también juega con las letras, las de sus turbias canciones, y ha dado esta noche en Oviedo el lustre final a su gira "La zona sucia", en la que ha hecho fijos a muchos nuevos seguidores.

Para el fin de gira en España -antes de partir a México- eligió su Asturias natal y ha debutado en el escenario más emblemático de su tierra, el Teatro Campoamor ovetense, donde cada año se entregan los Premios Príncipe de Asturias y, como él ha bromeado a su público al reconocer la ilusión que le hacía, "estuvo el príncipe Felipe y todo".

Casi lleno el aforo y con un gran toldo a su espalda con calles de Oviedo dibujadas, Nacho Vegas ha entrado con puntualidad para entonar la canción con la que abría su último álbum, "Cuando te canses de mí".

Y ha seguido con "Cosas que no hay que contar" antes de saludar al público asturiano por segunda vez este año -dio un concierto en abril en Gijón- tras tres meses de gira española -que comenzó en Valladolid en febrero- en la que se ha atrevido con grandes teatros y ha logrado varios llenos tanto en Madrid como en Barcelona.

Tras uno de sus sucesivos cambios de guitarra, sin prisa, como en el "Reloj sin manecillas" que ha tocado en tercer lugar, Nacho Vegas ha dedicado al cartelista Adolfo P. Suárez -autor de la portada de "La zona sucia"- su siguiente tema, "Dry Martini S.A." (sexo anal), con el que ha regresado al repertorio de sus discos anteriores.

Éstos eran realmente aun más sucios, pese al nombre de su último álbum, y así lo ha recordado el público al aplaudir cómo cambiaba algunas letras y alargaba el final.

Sucios como los dramas personales -también canciones de años atrás- que ha cantado a continuación, los de "Marlén" y "Ezequiel", una que es prostituta en Norteña -como Nacho llama a su tierra astur- y otro que ve el "esplendor" al adentrarse para siempre en el mar.

Nacho Vegas llegó puntual a su cierre de gira en Oviedo, pero, como él ha contado tras cantar "Perplejidad", ha sido por los pelos, pues por un retraso en un vuelo pasó hoy cuatro horas en Barajas, "donde la comida es una mierda pero por lo menos es cara".

En uno de sus habituales monólogos a medio concierto, ha asegurado que "prohibiría los aeropuertos en todos los sentidos".
Porque desde que existe la aviación comercial la humanidad ha vivido "la bomba nuclear, que el capitalismo se instaló" e incluso que "FAC arrasó en Asturias", según ha lamentado sobre el resultado electoral de Francisco Álvarez-Cascos hace siete días.

Luego, entre dos de sus clásicos, "Canción de papel" y "Me he perdido", ha presentado a sus acompañantes: Abraham Boba al piano, órgano y acordeón, Luis Rodríguez al bajo, Manu Molina a la batería y Xel Pereda con guitarras y laúd.

A la zona sucia ha regresado para terminar el concierto, con "Lo que comen las brujas", "La gran broma final" y el "Taberneros" en el que su amor su fue y él se va a emborrachar...

Ha vuelto, claro, para unos bises tras largos ruegos del público, y con un regalo de cumpleaños, para el "guajín" Bob Dylan por los 70 que cumplió el pasado martes.

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