domingo, 17 de abril de 2011

Nacho Vegas Triunfa En Su Hogar

17.04.11
ALBERTO PIQUERO | GIJÓN.

El cantautor, que estuvo compañado en los coros por Pauline en la playa y precedido por Welcome Culebras, llenó y convenció .El gijonés presentó anoche en el Jovellanos 'La zona sucia' su último disco.Con la presencia en los preliminares de Welcome Culebras, el nuevo proyecto de Nacho Álvarez (que también formó parte de Manta Ray, como el artista principal de la velada), Nacho Vegas presentó ayer en el Teatro Jovellanos su último disco, 'La zona sucia', en la que no se alude a los pueblos deshabitados tras catástrofes nucleares, sino a esa parte del circuito que tiene rastros de goma y otras irregularidades y no sigue la trazada en las carreras de Fórmula 1. Para decirlo con las propias palabras del cantante y compositor gijonés: «Ese lado sucio de la pista es el que a mi me interesa al hacer canciones. En la pista limpia hay orden, pero las cosas interesantes proceden de lo imprevisto, de lo que no tiene explicación». Una declaración de principios, que se vio ampliamente cumplida en el desarrollo del concierto, por la originalidad que Nacho Vegas imprime a sus temas y al modo de expresarlos.

Unos renglones para Welcome Culebras, que prometen ser pares en lo que a sello personal se refiere, secundado Nacho Álvarez por la tranquila guitarra de Sergio Camacho, el violinista Fer inventando sonidos, el contrabajo de Manuel Scattini y el poderío en la batería de Miguel Altable, hijo del inolvidable Adolfo Altable, una de las almas de Stukas. Fueron muy aplaudidos con notable justicia.

Nacho Vegas, que ha vuelto a la palestra con discográfica en la que tiene arte y parte, Marxophone, después de 'El manifiesto desastre' (2008) y el EP 'El género bobo' (2009), llegaba al Jovellanos con el refrendo del público y la crítica. 'La zona sucia', que comenzó a rodar en febrero, venía bendecida por el éxito obtenido en Valladolid, Málaga, Sevilla, Granada, Vitoria y Barcelona, más el apéndice capitalino que nunca está de más y que le proporcionó tres conciertos sobresalientes durante una sola semana en Madrid. Por supuesto, el patio de butacas recibió al artista de la casa, que se presentó en un escenario con la estampa en el fondo del barrio de Cimadevilla, con gran fervor. Los acordes de 'Cuando te canses de mi' abrieron un concierto al que siguieron 'Cosas que no hay que contar' y 'Reloj sin manecillas'.

'La zona sucia' nos mostró a un Nacho Vegas, que sin abdicar de una línea reconocible, ha ganado en madurez, en matices, en delicados detalles, otorgando acaso ahora mayor presencia a los teclados de Abraham Boba, que sonaron por momentos de modo cristalino, complementándose en armonías deliciosas con las guitarras de Xel Pereda y el bajo de Luis Rodríguez, al lado de las baquetas mágicas de Manu Molina.

La soledad, los amores desolados, el miedo, la incertidumbre del futuro... se alumbraron en las estrofas, de sabor poético y sensible, casi frágil. Pero también el humor, la ironía y hasta el sarcasmo recorrieron la inspiración del autor en temas como 'El día de la gran broma final', que tras una melodía que pudiera parecer pop de caramelo, esconde (o desvela) las estafas del amor, anuncios de apocalipsis, escarnio de la prensa rosa y capitulaciones sin cuento.

Se le han buscado múltiples influencias a Nacho Vegas, no sé si más o menos reconocidas por el interesado, desde Leonard Cohen a Bob Dylan. Seguramente, existirán briznas o mayores ascendencias de cada uno de ellos. Personalmente, me quedo con la voz evocadora de Cohen en canciones como 'Incendios', en la que el tono al borde del murmullo ronco nos trasladó en algunos versos a las fibras del cantautor canadiense. Al igual que en 'Taberneros', de sílabas masticadas con amparo coral.

Un concierto soberbio, que presentó a Nacho Vegas en plena sazón, convencido y convincente. El público quedó persuadido por completo. Ovaciones de gala.

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