SANTIAGO TOSTE l SANTA CRUZ DE TENERIFE
Poeta, rockero, inquieto, transgresor, independiente, provocador, generoso, libertario. Loquillo en estado puro. Hace ya 33 años que José María Sanz Beltrán (El Clot, Barcelona, 1960) se subió a un escenario para cantar. Una trayectoria que como poco ha estado protagonizada por la sorpresa, por dar constantemente “una vuelta de tuerca” a lo que se espera de él. Una trayectoria que va desde Teddy Loquillo y sus amigos, desde Los Intocables y desde los ya legendarios Loquillo y Trogloditas -y aquí es obligado hablar de Sabino Méndez-, hasta espacios mucho más íntimos como puede ser la poesía de Octavio Paz, Gil de Biedma, Neruda o Salinas. Loquillo actúa mañana en La Orotava, y ayer este diario tuvo la oportunidad de entrevistarle.
-Esta gira es un repaso a tres décadas de carrera. ¿En qué ha cambiado la forma de concebir la música de Loquillo desde finales de los 70 hasta hoy?
“La música va unida a mi experiencia vital. Y está claro que yo no soy el mismo que el de 1978, ni me gustaría serlo”.
-¿Llegó a pensar alguna vez en sus inicios que llegaría a cantar, por ejemplo, a los poetas?
“Cuando empecé en esto no sabía siquiera que iba a grabar un disco. Para mí, este recorrido ha sido básicamente de aprendizaje. El rock ha sido el que me ha enseñado a vivir, me lo ha dado todo. Empecé con 17 años, y desde entonces toda mi vida ha estado marcada por esa experiencia de comenzar tocando rock en un garaje. Eso ha ido unido a todo lo que vino después: desde poder descubrir la poesía, hasta haber producido películas o haber escrito dos novelas”.
-¿Y cuál es el panorama que contempla hoy en la escena musical desde esa cierta distancia que le da la experiencia?
“Es un momento muy parecido a la edad dorada de los 80. Asistimos a una explosión de bandas y artistas como en su momento lo fuimos nosotros: desde una actitud independiente que está renovando el panorama y todo el escenario musical. Sí, hay muchos puntos de semejanza. Nosotros surgimos de la independencia, de trabajar con pequeñas compañías, y ellos ahora también. No obstante, lo que sí que tienen a ganar con respecto al pasado es que, afortunadamente, no tendrán unas radiofórmulas que les cierren perspectivas. Lo peor que le ha ocurrido a la música española ha sido la dictadura de las radiofórmulas. Eso ha convertido durante un tiempo a España en un país casi tercermundista en música. Sus responsables han sido los que han envenenado la música y la han degenerado. Pero desde hace una década hay una generación que ha conseguido romper con eso y llega a la gente a través de Internet. Ahora nadie puede imponer una música, un artista; porque la gente es libre de elegir. Eso es un paso muy importante y lleva a que por fin en España las cosas se normalicen: que la música pueda ser elegida libremente. Y que nunca se convierta en una obligación que nos marca una emisora de radio. Esa forma de actuar debería estar hasta penada, por atacar a la cultura y al buen gusto”.
-Se le considera un outsider, alguien que va por libre, ¿qué puertas se le han cerrado y cuáles se le han abierto con esta forma de ser?
“Yo las puertas las derribo a patadas. A mí nadie me las ha cerrado. En todo caso, no he querido entrar. He sabido medir los tiempos. En el mundo de la música hay un momento para empezar, otro para triunfar, otro para ser olvidado y otro más para ser reivindicado. Yo he pasado por todos. Por eso me siento muy libre para hacer cualquier proyecto: ahora preparo un disco con la poesía de Luis Alberto de Cuenca y termino una gira que recorre 30 años en el rock and roll, que no los discos que he hecho al margen, como los dos de poetas (La vida por delante, 1994; Con elegancia, 1998), Mujeres en pie de guerra (2005) o Balmoral (2008). No tengo tiempo para aburrirme.”.
-Su público es variopinto. Gente que supera la cincuentena, que vivió entre vinilos, y chavales veinteañeros que han accedido a su música a través de Internet. ¿Cuál es el secreto para enganchar a las nuevas generaciones?
“Ser tú mismo. Cuando empecé en esto, a los artistas que había antes que yo cualquier atisbo de modernidad, de gente joven, les producía odio. Grave error. Por el contrario, yo me acostumbré a trabajar, a tener un vínculo con los más jóvenes. El público que ha crecido conmigo pertenece a tres generaciones. Está la gente de 50 años, cuyos hijos han escuchado a Loquillo de toda la vida, y que mi música forma parte del espacio natural de sus vivencias infantiles. Pero también están aquellos que me descubrieron en los 90 y creyeron que yo era una persona con una amplitud de miras que otros artistas de rock no poseían. En su momento los discos de poetas fueron muy importantes. Luego, la década de 2000 fue un poco la de redescubrir todo mi trabajo por parte de personas muy jóvenes. Por eso en cierta manera creo que la independencia no se basa en seguir lo que marca la prensa. Se basa en que el artista haga siempre lo que le apetece, cuándo quiere y cómo quiere. Y siempre transgrediendo las normas. Si no, no tendría ninguna gracia. De esa manera, siempre tras un disco de rock intento dar otra vuelta de tuerca y creo uno de jazz o de poetas, porque me gusta no cansarme de mi propio personaje. Veo a mucha gente de mi generación que desgraciadamente vive de épocas pasadas. Eso es una putada. Plantearme las cosas de esa manera me ha permitido tener la cabeza en su sitio y tener algo muy claro: que la mejor canción que has hecho nunca, la canción de tu vida, al fin y al cabo no es otra cosa que tu propio recorrido vital”.
-¿Qué opinión le merece la denominada ‘Ley Sinde’?“
No soy un alto cargo de la SGAE ni del Ministerio de Cultura. No sabría hablar bien de este tema porque no soy ni jurista ni abogado. A mí me han robado antes y me van a robar después. Yo me ocupo de hacer mi trabajo y me defiendo cuanto puedo. Por otra parte, en mi página web puedes escuchar mis discos, comprarlos o descargarlos, pero eso siempre lo decido yo. No lo deciden ni los internautas ni la Ley Sinde. No me gusta que unos u otros me digan lo que tengo que hacer ni cómo”.
-Y tras esta gira que conmemora sus 30 años en la música, ¿cuáles son los retos más inmediatos que se plantea Loquillo?“Pues, como he apuntado, acabo de terminar la grabación de un disco, Su nombre era el de todas las mujeres, que trata de ser un repaso a la trayectoria poética de Luis Alberto de Cuenca. Eso me llevará a una gira por teatros, porque considero que la poesía debe de interpretarse sobre las tablas de un teatro, no la entiendo en otro escenario”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario