jueves, 31 de marzo de 2011

VIVA LOQUILLO!!!



Marzo 31st, 2011  thrillerwebzine

Precedido por dos bandas que cumplieron sin más el papelazo que se les asignó aquella noche, las dos horas y media previas a la aparición de don José María Sanz en el Pabellón Multiusos de Montilla transcurrieron con el rabillo del ojo y del oído lo más cerca posible de las tablas. La tarea de los teloneros no fue nada fácil y obtuvo un escaso agradecimiento vista la escasa atención general del público. El grupo Sí, Señor homenajeó a los Leño más conocidos y, tras ellos, con algunos vatios de menos y con un profundo respeto, los chicos de Elegante y Embustero hicieron lo propio con el repertorio de Los Rodríguez (además de presentar algunos temas propios que dejaron indiferentes a la mayoría de los congregados). Está visto que abrir un show para el Loco puede transformarse a la vez en un privilegio y en una papeleta difícil de resolver con la debida eficacia. ¿Nervios o inexperiencia? Tal vez ambas o ninguna de ellas, en todo caso profesionalidad y ganas de agradar al respetable, cualidades básicas en cualquier banda que pretende dar sus primeros pasos de forma digna.

Cercanas las 23:30, el reencuentro con el espigado chico del Clot tenía lugar, tras una introducción instrumental de su actual banda, que sabe cumplir su papel a la perfección. El micrófono bien arriba, el pasillo suficiente para su avasalladora entrada, la personalidad de un animal de escenario. ‘En Madrid’ abrió el fuego de un buen puñado de clásicos con los que se hizo con la audiencia en apenas unos minutos. Inmediatamente después, el público se entregó a los compases de canciones como ‘Barcelona ciudad’, ‘Todo el mundo ama a Isabel’, ‘Rock and roll actitud’ (una de las últimas incorporaciones a su lista de imprescindibles), ‘Las chicas del Roxy’, ‘El hombre de negro’ (en su más reciente versión, con el guiño a sus compañeros de viaje Calamaro, Urrutia y Bunbury), intercaladas con efectividad entre las enormes canciones de su última entrega, ‘Balmoral’, como el medio tiempo ‘Memoria de jóvenes airados’, sin duda uno de los mejores cortes, ‘La vida es de los que arriesgan’, declaración de intenciones de letra claramente reivindicativa de su trayectoria, o la más pop ‘Cruzando el paraíso’, siempre con la sombra del gran Johnny Halliday presente. Echar de menos alguna que otra joya de un repertorio tan amplio como imprescindible era algo con lo que ya contábamos, pero aun así, el repaso a sus nuevas –ya no tanto- composiciones sonó completo y con matices ampliados respecto a su versión de estudio.

El trabajo perfecto de Igor Paskual, al que alguien debería calificar desde ya como uno de los mejores guitarristas de este país, plumas y aspecto glam incluido, y la labor fundamental del legendario Jaime Stinus en la mayoría de solos y arreglos –no olvidemos que lleva ejerciendo como productor de los últimos trabajos de Loquillo y que ya se ha convertido en su mano derecha- dieron vigor a un sonido excelente, más por las prestaciones de la banda que por las condiciones acústicas del pabellón, algo a lo que tristemente seguimos acostumbrados. La poeta argentina Laura Gómez demostró que la pluma no es la única de sus virtudes, puesto que tocar el bajo de forma esmerada también está entre sus habilidades, y el parisino Laurent Castagnet demostró el grado de compenetración de sus baquetas con la maquinaria rítmica a la que presta su experiencia. El teclista Santiago Comet, siempre en un plano más discreto, completa la formación que actualmente intenta hacer olvidar a los legendarios Trogloditas, y a fe que por momentos lo consiguen.

Es envidiable la labor de los amigos de La Abuela Rock, asociación que año tras año sigue peleando a la contra reivindicando a los artistas básicos de la historia del rock español y entregando una vez más el Premio al Mérito Rockero. En el intermedio del concierto se acreditó a Loquillo con el correspondiente trofeo, dedicado a su compañero durante tantos discos y canciones, el grandísimo Sabino Méndez, responsable directo del éxito de la banda y en gran parte de la dimensión del fenómeno Loquillo en el contexto del rock español. ‘Carne para Linda’, ‘La mataré’, ‘Autopista’, ‘El ritmo del garaje’ o ‘Rock and roll star’, inolvidables y tarareables hasta por quienes no sienten el mínimo interés en ellas, ocuparon la última y más reconocible parte del concierto, donde también sonó ‘Cuando fuimos los mejores’, quizá la pieza que reactivó la carrera de los Trogloditas, que supuso la entrada por la puerta grande del Loco como letrista de altura. Para cerrar y dejar las cosas claras, no podía faltar el paseo a bordo de ese ‘Cadillac solitario’ que ha llenado tantos sueños de adolescente, un himno de reafirmación juvenil sobre la vida que pasa dejando huellas a veces difíciles de borrar, y que milagrosamente sigue sonando moderna y fresca en la voz rota de un tipo de casi 50 tacos que todavía saca el peine de su chaqueta para moldear su tupé y hace del pie de micro una soga de cowboy con la que cazar a las víctimas de su “rock and roll actitud”.

Días antes del concierto, en algún foro de internet alguien aquejado de sordera acuciante, y casi diría que ceguera obtusa, ponía en duda el trabajo de los organizadores al contar con estas viejas glorias del rock y escribía, con más ignorancia que inquina, que nadie en su sano juicio se dejaría la pasta ni se haría kilómetros para ver a alguien que “hace años que está acabado”. Ni que decir tiene que el improvisado crítico ni había escuchado sus últimos discos ni pensaba molestarse en hacerlo, con tener un teclado delante y montañas de prejuicios detrás le basta y le sobra. Incluso algún compañero al que respeto y admiro me decía hace poco que Loquillo es sólo un personaje y que alguien en la sombra mueve los hilos y le marca el camino a seguir… Podría prolongar esta crónica ad infinitum, porque el protagonista merece que se aclaren muchas cuestiones, como su filiación política, su implicación en medios de comunicación, su labor como escritor y conferenciante (lean su última novela, ‘Barcelona ciudad’, y díganme si carece de la autoridad suficiente para ser juez y parte en la historia de la música popular española), sus devaneos con la poesía y el jazz, o su imagen como estandarte de los rockers –ojalá todos tuvieran las orejas tan abiertas como él-. Pero cuando se está a pie de escenario y este caballero te mira a los ojos, se da media vuelta y enciende un pitillo, más allá de prohibiciones, sientes que estás viviendo algo de verdad. Y eso, amigos, es muy importante en los tiempos que corren.

Hasta la próxima, y pese a quien le pese, ¡larga vida al Loco!

J.J. CABALLERO
ThrillerWebzine.com

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